La semana pasada fui con nuestro amigo Juan Antonio a caminar el Parque Natural Metropolitano por insistencia nuestra, luego de leer varios libros sobre Shinrin-Yoku, una terapia japonesa de baños curativos de bosque para promover la salud, la relajación y fortalecer el sistema inmunológico. Definitivamente, un paseo por el bosque puede calmar la mente y, en el proceso, cambiar el funcionamiento de nuestro cuerpo de maneras inimaginables que mejoran nuestra salud física, mental, emocional y espiritual.
La mayoría de nosotros hoy vivimos en ciudades y pasamos mucho menos tiempo afuera en espacios verdes y naturales que las personas de hace varias generaciones. Los habitantes de las ciudades también tienen un mayor riesgo de ansiedad, depresión y otras enfermedades crónicas que las personas que viven en el campo o afuera de los centros urbanos.
Por eso, caminar por el bosque parece realmente una solución viable para cambiar nuestros cuerpos y mentes. Y la verdad es que ya existen múltiples estudios que están midiendo el efecto en nuestra salud. Ese es el caso de Gregory Bratman, un estudiante graduado en el Programa Interdisciplinario de Emmett en Medio Ambiente y Recursos en la Universidad de Stanford, que ha estado estudiando los efectos psicológicos de la vida urbana. En un estudio publicado recientemente, él y sus colegas encontraron que los voluntarios que caminaron brevemente por una porción exuberante y verde del campus de Stanford fueron más atentos y felices después que los voluntarios que caminaron durante la misma cantidad de tiempo cerca del tráfico pesado.
Es decir, los voluntarios que pasearon por los senderos silenciosos y arbolados mostraron mejoras significativas en su salud mental, de acuerdo con puntajes en cuestionarios. Además, no pensaban en aspectos negativos de sus vidas tanto como lo hacían antes de la caminata, y tenían menos flujo sanguíneo a la corteza prefrontal subgenual, lo cual sugiere que salir a ambientes naturales podría ser un mecanismo fácil y casi inmediato de mejorar el estado de ánimo de los habitantes de las ciudades.
Por supuesto, quedan muchas preguntas que contestar, incluyendo cuánto tiempo es suficiente o ideal para caminar, así como qué aspectos del mundo natural son más tranquilizadores. ¿Es el verdor, la tranquilidad, la soledad, los olores arcillosos o algo más los que levanta nuestros estados de ánimo? ¿Necesitamos caminar o estar físicamente activos para obtener los beneficios psicológicos más completos? ¿Deberíamos estar solos o acompañados para amplificar las mejoras del estado de ánimo?
Estamos seguro que hay una gran cantidad de estudios que aún deben realizarse pero mientras tanto tenemos la excusa perfecta para pasear sin inconvenientes por un parque natural que nos queda cerca y que tiene la posibilidad de amortiguar beneficiosamente todos los embates de la vida citadina. La cuota de entrada es $1 y el horario diario es de 6:30 en la mañana a 6 en la tarde.