Bridget Huber de la Red de Información sobre Alimentación y Medio Ambiente (HELECHO) ha publicado un artículo en "The Nation" sobre la revolución en Brazil que está cambiando la forma que la gente come y la manera en que ese país desafía la industria de comida chatarra para luchar contra la obesidad. Como ella explica, América Latina tiene los más altos índices de obesidad y diabetes y debe liderar la oposición mundial contra la comercialización de alimentos procesados. Y eso es precisamente lo que está sucediendo en Brazil.
Huber señala que todo se debe a la gran labor de promoción de Carlos Monteiro, profesor de nutrición en la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Sao Paulo, que dice: “El sistema local de alimentos se reemplazó hace 40 años por un sistema alimentario controlado por las corporaciones transnacionales ... lo cual no sólo deteriora la dieta y perjudica la salud del cuerpo sino que también afecta negativamente el medio ambiente, las economías locales y las ricas tradiciones alimentarias de Brasil. Estamos viendo una batalla para esclavizar al consumidor de una manera muy parecida a la que realizaron las tabacaleras en el siglo pasado para conseguir más fumadores.
Además explica que durante los últimos 30 años, las grandes empresas transnacionales de alimentos se han expandido agresivamente en América Latina. Aprovechando las reformas económicas que abrieron los mercados, que cortejaron a una clase de consumidores que ha crecido en tamaño debido a la prosperidad general, el aumento de los esfuerzos para combatir la pobreza y los aumentos de salario mínimo y transferencias de dinero a las familias pobres. Y a medida que las ventas de alimentos y bebidas altamente procesados se han estancado (e incluso caído, en el caso de sodas) en los Estados Unidos y otros países ricos, América Latina se ha convertido en un mercado clave...
En los últimos años, Brasil ha incorporado el derecho a la alimentación en su Constitución y reformado su programa federal de almuerzos escolares para ampliar su alcance y fortalecer las granjas locales.
En 2014, el Ministerio de Salud publicó nuevas directrices dietéticas que hicieron saltar de alegría a los defensores de alimentos saludables en todo el mundo. Monteiro ayudó a dirigir el equipo que las escribió; las directrices trascienden un marco de nutrición que abarca no sólo la ciencia tradicional sino que además toma en cuenta dimensiones sociales, culturales y ecológicas de lo que la gente come. También se centran en el placer que viene de cocinar y compartir las comidas y francamente abordar las conexiones entre lo que comemos y el medio ambiente.
El informe de investigación de Huber es largo y detallado, y bien vale la pena leer. Y viene con un gran gráfico que compara la situación en Brasil con la de los EE.UU. Puedes leerlo comprleto en aquí!