¿Alguna vez has escuchado la frase, escucha tu cuerpo?
Sin duda, es difícil escuchar el cuerpo cuando no se sabe qué escuchar pero definitivamente es muy importante ponernos en contacto y vivir en armonía con nuestro cuerpo. La verdadera inteligencia de los seres humanos está en desarrollar la habilidad para escuchar con atención las sensaciones del cuerpo, darles un sentido, respetarlas y seguir esa intuición.
Pero entonces, ¿qué supone para nosotros estar en contacto con nuestro cuerpo?
La respuesta la divido en cuatro niveles diferentes para su referencia y mejor entendimiento. El primer nivel es medir. Como consultor de salud, pienso que es importante medir los parámetros básicos de salud, como por ejemplo el colesterol, la presión arterial y la glucosa en sangre. Es difícil notar en el cuerpo cuál es la presión arterial, a menos que sea muy alta. Lo mismo sucede con el colesterol y el azúcar. Por lo tanto, es fundamental medir.
El segundo nivel es notar, lo cual significa literalmente prestar atención a las sensaciones del cuerpo. Suena realmente elemental, pero honestamente a muchos de nosotros nos han enseñado a ignorar el cuerpo. Tengo que orinar y sigo trabajando. Me duele la espalda y sigo sentado al frente del computador. Tristemente, nuestro éxito y productividad ha aumentado en proporción directa a cuanto ignoramos nuestros cuerpos. Por desgracia, eso ya no es sostenible, y por eso tenemos la cantidad de enfermedades que existen, casi todas causadas por el estilo de vida que llevamos. Gran parte del dolor crónico en nuestra sociedad se debe a que la gente ignora sus cuerpos. Así que el primer nivel es medir y el segundo nivel es notar lo que realmente sucede en su cuerpo.
El tercer nivel es sentir. Muchas personas no saben que a veces un dolor está asociado con un sentimiento o una emoción. Con frecuencia nos automedicamos cuando sentimos un apretamiento en el estómago, pensando que es acidez o gastritis, cuando de hecho es ansiedad, temor o nerviosismo. O puede ser toda una variedad de cosas emocionales. Así que se trata de sentir qué emociones están conectadas con lo que notamos.
Y finalmente, el cuarto nivel es el discernimiento, que consiste en reunir toda la historia de nuestras vidas para entender lo que significa cada cosa que nos sucede, como por ejemplo cuando sentimos un dolor abdominal y sabemos que se trata de un problema familiar y no necesariamente por cálculos biliares.
Los invito a escuchar el lenguaje de sus cuerpos. Pienso que es una forma sabia de practicar una medicina preventiva y permitir al organismo entrar en un proceso de curación espontanea. Es evidente que la manera en que respondamos a las señales y pistas que ofrece nuestro cuerpo, puede afectar en gran medida nuestra salud. Si ignoramos lo que el cuerpo está tratando de decirnos, podemos acabar con una enfermedad mucho más seria.
Hace un tiempo, una amiga nuestra, una maravillosa quiropráctica, nos dijo que “primero el cuerpo te da un toquecito. Si lo ignoras, te da un empujón. Y luego, si sigues ignorándolo, te lanza al suelo”. A menudo recibimos estas advertencias y no les prestamos atención. Creo que todo el mundo ha tenido experiencias en la que simplemente hacemos caso omiso hasta llegar a un punto que no nos podemos ni levantar. Y lo que fue simplemente un grito de auxilio de nuestro cuerpo es ahora algo tan pero tan serio y urgente que inevitablemente tenemos que intervenir para evitar más sufrimiento.