Precio de los AlimentosLa pregunta es sobre los precios de los alimentos. “Pago mucho cada vez que voy al supermercado y cada día suben de precio los alimentos, pero luego escucho de economistas y especialistas que nuestra comida es barata porque sus costos reales están “externalizados. ¿Qué se supone que significa eso? De hecho, los precios de los alimentos están subiendo y difícilmente puedo hacer un seguimiento de las posibles causas: desastres naturales, malas cosechas, especulación con las materias primas, maíz y caña de azúcar utilizados para biocombustibles, falta de investigación en agricultura, la caída del valor del dólar estadounidense y simplemente codicia. Pero la verdad es que los consumidores todavía pagamos relativamente menos por los alimentos porque muchos de los costos de la producción industrializada de alimentos están "externalizados". Pagamos por ellos, pero no en el supermercado. Veamos los costos humanos. Solamente hay que cruzar el Puente de las Américas para percatarse de las condiciones paupérrimas en que viven muchos de nuestros productores. Si a ellos se les pagara por lo que hacen, pagaríamos más por la comida. Cuando era estudiante en Wisconsin, muchas fábricas solían contratar estudiantes durante el verano con salarios muy por debajo de los que se pagarían a trabajadores regulares. Años más tarde visité una planta procesadora de leche en Minnesota y las empacadoras eran mujeres de Filipinas que trabajaban sin descanso durante meses para enviar dinero a sus hijos y familias. Recientemente el director ejecutivo de una gran empresa cárnica estadounidense señaló en una entrevista que si aumentaba los salarios en 3 dólares, podría contratar gente local y no tener que lidiar con mano de obra inmigrante. Pero entonces tendría que aumentar el precio de su carne 30 centavos por libra. Esa cantidad, afirmó, le quitaría competitividad. Analicemos ahora algunos costos ambientales. Más de $500 millones de nuestros impuestos se destinan cada año a subsidios para la producción industrial de alimentos. Se requiere dinero fiscal adicional para limpiar el desorden creado por ese sistema: agua potable contaminada, suelo infértil, zonas muertas en los océanos y miseria general en las áreas circundantes. Cada vez que subo a El Valle de Antón, pasa por una granja industrial de cerdos, pollo o no sé qué que tiene un olor abrumador (un costo externalizado) que muchas veces, a pesar de ir con el aire acondicionado, debo abrir las ventanas para airear mi ropa. Tenemos también los costos de seguridad. La seguridad alimentaria es una de las víctimas de un sistema alimentario dedicado al bajo costo. Las empresas ahorran dinero al tomar atajos en la supervisión y pasar por alto las violaciones de seguridad. Según estimaciones a nivel global de las propias agencias reguladoras y ministerios de salud, los patógenos alimentarios causan en los países occidentales más de 120 millones de enfermedades, 330 mil hospitalizaciones y 6 mil muertes cada año. Algunos expertos locales dicen que los alimentos insalubres cuestan a los panameños $330 millones en atención médica y salarios perdidos. Las enfermedades graves causadas por E. coli O157:H7 pueden generar más de $1 millón sólo en costos de atención médica y arruinar vidas para siempre.A estas cantidades hay que añadir los costos que suponen para los productores de alimentos las retiradas de productos, la pérdida continua de ventas, los juicios y la ruina de su reputación. A pesar de la amplia evidencia de las encuestas de que los consumidores están dispuestos a pagar más para garantizar alimentos seguros, los grandes productores de alimentos perciben esos pocos centavos como barreras competitivas. Y finalmente existen los costos de atención médica. Consideremos la obesidad como otro resultado externalizado de un sistema alimentario barato. Los alimentos más baratos tienen un alto contenido calórico y un bajo valor nutricional: la comida “chatarra”. Cuando la comida es barata, la gente come más. La abundancia de alimentos baratos lleva a las empresas a comercializar agresivamente sus productos para consumirlos en cualquier momento, en cualquier lugar y en cantidades muy grandes, todo lo cual promueve una sobrealimentación biológicamente irresistible. Las estimaciones actuales de los costos de la obesidad y sus consiguientes enfermedades en la atención de salud y la pérdida de productividad se acercan a los $1,500 millones al año, casi cinco veces más que el costo de los alimentos inseguros. Exactas o no, estas cifras proporcionan amplia evidencia de la necesidad de alinear la política agrícola con la política sanitaria. Para poner sólo un ejemplo: las pautas dietéticas dicen que se debe comer más frutas y verduras y reducir el consumo de sodas. Pero el costo indexado de frutas y verduras ha aumentado alrededor de un 40% desde principios de los años 1980, mientras que el de las sodas ha disminuido alrededor de un 20%. En suma, el alto costo externalizado de nuestro actual sistema alimentario es una buena razón para reconsiderar las políticas actuales cuando la Ley de Política Agrícola de Estado se implemente. Ahora es el momento de comenzar a trabajar hacia políticas del sistema alimentario que promuevan mejor la salud, la seguridad y el bienestar humano. Si tiene alguna otra pregunta, favor enviarla al lifeblends@gmail.com |