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¿QUÉ LE FALTA A LA MEDICINA? 2

Rafael Carles

Por lo general, no recomiendo libros sobre temas distintos a los alimentos, pero Saray Stancic ha escrito un magnífico compendio (What’s Missing From Medicine: Six Lifestyle Changes to Overcome Chronic Illness. Hierophant Publishing, 2021) que es una pieza en su esencia y, aunque nunca la he conocido, ya está en mi lista de admiradoras, por su don de gente y por su trabajo.

Escuché por primera vez sobre la Dra. Stancic, que tiene su práctica en New Jersey, cuando me invitaron del NYU School of Public Health a ver un documental sobre ella, “Code Blue”. Me interesó verlo porque algunos de mis profesores aparecían en él. No recuerdo haberla escuchado antes del documental, pero definitivamente su historia es impresionante y vale la pena verla.

Cuenta su historia personal de cómo pudo controlar su esclerosis múltiple con una dieta a base de plantas y ejercicio, ciertamente un buen consejo para todas las personas. El documental va más allá de lo personal y habla de por qué nunca entendió la importancia de los alimentos en la salud: la falta de educación nutricional en las escuelas de medicina, la confusión de los medios de comunicación, las políticas gubernamentales inadecuadas y la influencia abrumadora de las compañías de medicamentos, alimentos y bebidas.

El documental avanza rápido y sin duda es mucho mejor que la mayoría de documentales de este tipo.

Pero lo que más me impactó fue Stancic, por su compromiso y dedicación. Y además por ser agradable. Enviaría a cualquier médico a verla. Es el tipo de doctora que me gusta, alguien que escucha a sus pacientes y trabaja con ellos. El mensaje del documental se inclina hacia el consumo de alimentos saludables, pero sin ideología política ni pasiones de ningún tipo.

El libro toca los mismos puntos. Su gran fortaleza es que hace que los cambios en el estilo de vida parezcan posibles para cualquier persona.

Esto es lo que la impulsó a comer de forma más saludable:
“Mis médicos me advirtieron que era irresponsable dejar de tomar de diez a doce medicamentos que tomaba al día (y que hacían mi vida insoportable) y manejar mi carrera profesional únicamente con un cambio de estilo de vida no comprobado [es decir, dieta]... Yo adopté una dieta a base de alimentos integrales y plantas, porque la literatura científica señala sin duda que esos alimentos naturales son lo mejor para promover salud óptima para todas las personas. En ese momento, supe que no podría enfrentar una vida de vida como estaba, con un enorme pastillerío, bastón, pañales y las otras cargas físicas y psicológicas de la enfermedad [p. 36].

Su consejo sobre cómo comer más alimentos vegetales es sensato y fácil de seguir. Me gusta particularmente su falta de dogmatismo. En una sección sobre mitos alimentarios comunes, tiene dos sobre la carne:
Mito 1: Necesitamos comer carne y productos lácteos para estar saludables. FALSO [p. 57].
Mito 2. Comer productos de origen animal de cualquier tipo es perjudicial para la salud. FALSO [p. 59].

La mayor parte del libro trata sobre otros cambios que pueden ayudar a las personas a sobrellevar las enfermedades crónicas: actividad física, manejo del estrés, sueño, evitar sustancias químicas, más relaciones humanas. Todos estos mensajes tienen como objetivo darnos el poder de controlar nuestra propia salud y hacer que hacerlo parezca completamente posible.

Encontré el libro inspirador. Su deseo para nosotros:
Que comamos bien, disfrutemos de los desafíos físicos y mentales, disfrutemos de un sueño reparador y nos conectemos profundamente con los demás [pág. xxxiii].

Y créanme, estos son buenos consejos para cualquiera de nosotros en estos días.