Redefiniendo lo "Natural" en la Industria AlimentariaEn esta columna me ocupo del molesto término de “natural” que aparecen en las etiquetas de los alimentos, término que aún ninguna agencia, ministerio o gobierno se ha tomado la molestia de definir y explicar. Y tal como están las cosas, es difícil para los consumidores entender lo que significa cuando la etiqueta de un producto alimenticio dice que es "natural". La pregunta que muchos nos hacemos entonces es: ¿cómo se debería definir este término para que sea preciso y no engañoso? Recientemente estuve por Carolina del Sur y entré a una tienda de Whole Foods y vi que ahora tienen una sección de “orgánicos y naturales". Lo orgánico no es un problema. Los productos orgánicos certificados deben elaborarse con ingredientes criados o cultivados sin fertilizantes artificiales, pesticidas, hormonas, antibióticos, irradiación, lodos de depuradora o modificaciones genéticas. Pero, ¿qué vamos a hacer con las papas fritas totalmente naturales Honey BBQ que contienen 20 ingredientes, entre ellos glutamato monosódico, colorante alimentario amarillo y, sin duda, maíz y soja genéticamente modificados, pero “sin grasas hidrogenadas y sin gluten”? ¿O comida natural y saludable para perros que contiene subproductos cárnicos y otras cosas similares, pero “sin conservantes, colorantes ni rellenos artificiales”? La Food and Drug Administration en EEUU y el Ministerio de Salud en Panamá no han sido de mucha ayuda. Sus respuestas sobre este tema giran en torno a que “desde la perspectiva de la ciencia de los alimentos, es difícil definir un producto alimenticio que sea “natural” porque probablemente el alimento ha sido procesado y ya no es producto de la tierra. Dicho esto, la FDA o el MINSA no se han opuesto al uso del término si el alimento no contiene colorantes, sabores artificiales o sustancias sintéticas añadidos. Sin embargo, cómo se explica que estas agencias regulatorias permiten que el jarabe de maíz con alto contenido de fructosa sea "natural". En la última década, han proliferado nuevos productos comercializados con afirmaciones “naturales”, y es fácil entender por qué. A los especialistas en marketing les encanta el término. “Natural” vende productos, sobre todo porque los consumidores lo consideran sinónimo de saludable y, a menudo, orgánico. Cualquiera preferiría comprar “agua mineral 100% natural” – “sin calorías, sin azúcar, sin sodio, sin gluten” (cosas que nunca se encuentran en el agua) – que agua mineral simple. Si bien “natural” no significa necesariamente “saludable” o incluso “más saludable”, funciona espléndidamente como término de marketing y explica por qué muchos fabricantes de comida chatarra están cambiando los costosos ingredientes orgánicos por aquellos que pueden comercializar como “naturales”. Las FDAs y MINSAs del mundo no están solucionando esta situación porque, según una respuesta a una petición del Centro para la Ciencia en el Interés Público, "no es una prioridad de aplicación". Los fabricantes de alimentos altamente procesados no podrían estar más contentos con esta no decisión. A falta de regulación, solamente nos queda entrar en litigio. En los últimos años, varios grupos de defensa de los consumidores en los EEUU han presentado docenas de demandas buscando prohibir las declaraciones de “natural” en alimentos que contienen ingredientes que parecen antinaturales, especialmente aquellos genéticamente modificados. Los jueces tienden a decir que es problema de la FDA y piden a la agencia que defina el término. El Departamento de Agricultura de Estados Unidos, responsable de la carne y los productos lácteos, ha intentado aclarar lo que significa "natural". Su Servicio de Inspección y Seguridad Alimentaria dice que la carne y las aves pueden etiquetarse como “naturales” cuando están mínimamente procesadas y no tienen saborizantes, colorantes ni conservantes artificiales. El Servicio de Comercialización Agrícola del USDA dice que “criada naturalmente” significa que la carne debe provenir de animales producidos sin hormonas promotoras del crecimiento, sin antibióticos ni subproductos animales. ¿Qué tal todo lo anterior? Y si el público realmente no puede distinguir entre “natural” y “orgánico”, cuanto más se acerque la definición de “natural” a la de “orgánico”, menos confundido estará. Quizás podría aconsejarles a las autoridades que comiencen con las normas orgánicas. Y luego agregar definiciones prácticas que excluyan cualquier cosa sintética, artificial y más que mínimamente procesada. Una idea de referencia sería la de los jugos de Life Blends: son 100% totalmente naturales porque provienen de la misma fruta o vegetal. Así de fácil debería ser para explicar a un consumidor cómo es la verdadera definición de natural. Cabe esperar que el lobby de la industria alimentaria contra esta idea será feroz. Pero el público estará mejor atendido si los compromisos para definir “natural” se producen al final de las negociaciones y no al principio. Si tiene alguna otra pregunta, no dude en escribir a lifeblends@gmail.com |